
Allí pararían los caminantes que llegaban a Jerez y buscaban Hospedaje antes de cruzar los antiguos llanos de San Sebastian.
De aquel Mesón era dueño un Judío, descendiente de aquellos otros que un día poblaron la cercana Judería Jerezana, el cual terminó sus días ajusticiado por la ley, acusado del asesinato del amante de su hija que apareció descuartizado en el fondo del pozo que había en aquel lugar.
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